viernes, 21 de septiembre de 2012

Pero Polonia siempre estará en nuestros corazones.

Hoy os dejo un relato bastante largo, pero muy bonito sobre la despedida de Polonia. 

Pero Polonia siempre estará en nuestros corazones. 
Conoces a gente estupenda. Deseas quedarte para siempre. Lo que has vivido jamás volverá. Tú tendrás que irte, cada uno a su casa, la jornada se acaba pero no quieres volver. 
Sin embargo es inevitable. Antes de que te puedas dar cuenta es la fiesta de despedida y ya nada puedes hacer aparte de llorar un río de tristeza, la gente habla de esperanza, dicen que nos volveremos a ver. Tú deseas creer que es cierto, aunque en el fondo sabes que no, que esos tiempos que pasaste nunca volverán, se han ido. 
La fiesta acaba y cierras los ojos un instante, ya os estáis despidiendo en el autobús, todos lloran y la esperanza se esfuma. Te montas en el autobús, las puertas se cierran y tu alegría queda fuera. 
El viaje se hace corto, nada que ver con el de ida. Están todos llorosos, enviando mensajes, sabiendo que una parte de nuestro corazón siempre se quedará allí. Ninguna foto podrá mostrar lo que pasó, todas las palabras y las cosas que vivimos y sentimos.
Llegamos al aeropuerto, y más despedidas, rápidas y con sonrisas. Por dentro nos rompemos, no les volveremos a ver. Nunca. Jamás. Dicen que esas palabras no se deben usar, pero nosotros las sentimos. 
Al fin estamos en casa, no lo olvidaremos, nunca, jamás. Sonreiremos y seguiremos viviendo. Pero Polonia siempre estará en nuestros corazones.